25 de diciembre de 2008

Una Nochebuena Conflictuada.

Pues llegó Navidad, y pues en esta ocasión muy a mi pesar (y espero que no se vuelva a repetir).

Es normal que en todas las familias se busque un equilibrio para conciliar el hecho de pasar la Navidad con la parentela paterna y la materna. Y es normal que de repente alguna de ambas parentelas trate de jalar un poco más (de una o de otra forma, y algunas veces de maneras no muy nobles que digamos). Pero en esta ocasión lo normal me colmó la paciencia y las ganas de celebrar una fecha tan noble. Por un lado la familia de mi Ñora jalando, por otro lado mi familia también, y luego mi Ñora poniéndome condiciones que forzaban ciertas situaciones (como el hecho de que no quería que nos regresáramos a nuestra propia casa al finalizar la jornada) y que en ningún momento permitían la libre decisión. Y a eso aunándole las experiencias pasadas...

Terminé por dejar que las cosas pasaran, dejarme llevar. Salí de mi trabajo y comí, y aún no se había decidido qué haríamos. Las dos familias estaban a la expectativa, mi Ñora sin decirme nada pero con la incertidumbre, ya que aún no habíamos llegado a un acuerdo, el cual era imposible dadas las circunstancias (era obligatoria la bronca, solo era elegir quién era el que tendría que tragar más camote). Acabé de comer y arreglamos a los chaparros y nos arreglamos. Como por inercia, ya que mi Ñora no se atrevía a sugerirme algo, resignado, decidí que nos fuéramos primero con mi madre y que termináramos con mis suegros.

Y, como era de esperarse, hubo problemas. Mi madre reclamando que ya van tres años consecutivos que no le toca a ella recibir la Navidad con nosotros y que eso rompía el acuerdo original, que era de que pasaríamos una y una con las respectivas familias. Y del otro lado reclamando que llegábamos tarde y que los niños ya estaban cansados.

Total que, para variar, con ninguna parentela se pudo llevar la fiesta en paz. Y obviamente yo me llevé la peor parte con mi madre (y tal vez con justa razón su reclamo).

De rescatar, los niños recibieron muchos regalos que vieron con muchísimo gusto. A esas criaturas no les falta nada, Bendito Dios. Fueron felices, disfrutaron de los juguetes, de los juegos, del cariño de sus abuelos y tíos, cenaron rico... Eso hace que me sienta menos mal, porque los que realmente merecen disfrutar estas fechas son ellos.

Estoy cansado. Sé que aún falta un año, pero ya me angustia pensar en qué demonios voy a hacer en la próxima Navidad. Pero sea la decisión que sea, mientras mis chaparros se la pasen de maravilla, sea. Amén.

8 de diciembre de 2008

Casita en el Jardín.


Ya se van acomodando las economías, y para celebrarlo mis chaparros están estrenando su casita en el jardín, el cual ya va agarrando forma, poco a poco.
Y ya vienen las fiestas, asi que... Que Dios nos agarre confesados con los regalos.