En éstos últimos días han sucedido cosas que me han hecho tener pensamientos muy recurrentes al tema.
Sucede que hace dos semanas me enfermé muy fuerte, pero en verdad muy fuerte. Era de toser y sentía cómo mis pulmones vibraban, ahogarme al grado de desesperarme y volver del estómago casi perdiendo el conocimiento. Una vez mientras conducía, me agarró un ataque de tos y Dios me tuvo piedad y me ayudó a poder maniobrar para orillarme sin ocasionar algún percance. Cuando volví a ir con el médico me dijo que faltaba poco para encontrarme agonizando (y este doc no suele hacer bromas al respecto), y tuvo que ponerme medicamentos mucho más potentes que con los que inicié mi tratamiento.
Por esas andaba cuando visité a Cristina y me dejó pensando con la frase "Amar a alguien es decirle: tú no morirás jamás"...
Y todavía rematamos con este fin de semana en el cual mi Ñora me pide que la acompañe a un velorio del esposo de una compañera de trabajo y amiga, quien falleció en Los Cabos, B.C.S. El tuvo un accidente mientras estaba en un viaje de trabajo, y además de dejar a su joven esposa, dejó a su bebé de 40 días, el cual nunca recordará a su padre...
Esas vivencias y las palabras del doctor me recordaron muy claramente que yo no soy eterno, que somos muy frágiles, y que no tenemos ni la vida ni el tiempo comprados. Era imposible no ponerme en el lugar de este chavo, ya que alguna vez trabajé viajando por carretera, y pensar que soy yo el que se va y que dejo a mi familia.
Me quedó el consuelo de que en un dado caso mi familia tendría muchas manos de apoyo y no se atorarían mas que con el extrañarme, caso contrario de la amiga de mi Ñora, quien no tiene con quien dejar al bebé para trabajar y quien ha batallado mucho en adaptarse a la maternidad: ella, además de la falta de su pareja, batallará con el día a día.
Definitivamente me quedó algo de tarea: tengo muchos proyectos, muchos planes en ejecución, pero no estoy preparado para cuando no esté. Pero voy a poner manos a la obra, para que si Dios me llama a su presencia, estar listo.
Y ojalá cuando llegue ese día tenga mucha gente que me diga "tu no morirás jamás", o por lo menos mientras en este mundo haya alguien que se acuerde de mí con la mente y el corazón.
28 de abril de 2008
1 de abril de 2008
Nuevo Intento de Escuela.
Hoy estoy contento. Sucede que mis chaparros, hasta hace tiempo, mientras mi Ñora y yo trabajábamos, se quedaban con mis suegros en el día, y pasábamos por la noche por ellos.
Pero sucede que yo no tuve yo broncas con ellos, sino mi Ñora. De repente, un día hubo unas diferencias con sus hermanas y tomó la decisión de inscribirlos a una guardería. Dicha guardería cerró y, después de unas vacaciones, hoy empiezan un nuevo periodo en otra guardería, pero con la diferencia que ésta ya es preescolar.
Esta guardería se encuentra a una cuadra de mi trabajo, así que el procedimiento será el siguiente: voy y dejo al bebé con una cuñada, recojo al resto de la familia, dejamos a los chaparros en la escuela, me tira mi Ñora en mi chamba y se va a su chamba; por la tarde yo recogeré a los chaparros y me los llevaré a mi chamba y ahí pasará mi Ñora por ellos y por el bebé, para yo alcanzarlos más tarde. Espero que en este proceso los chaparros no me destruyan mi chamba, porque si no de qué comemos...
Con esto se cumple la mitad de uno de los objetivos para este año y solamente nos faltará meterlos al fútbol y a la natación.
Pues ya... Me tocan los papeles a la inversa. Ahora soy yo el que lleva a mis hijos a la escuela. En fin...
Pero sucede que yo no tuve yo broncas con ellos, sino mi Ñora. De repente, un día hubo unas diferencias con sus hermanas y tomó la decisión de inscribirlos a una guardería. Dicha guardería cerró y, después de unas vacaciones, hoy empiezan un nuevo periodo en otra guardería, pero con la diferencia que ésta ya es preescolar.
Esta guardería se encuentra a una cuadra de mi trabajo, así que el procedimiento será el siguiente: voy y dejo al bebé con una cuñada, recojo al resto de la familia, dejamos a los chaparros en la escuela, me tira mi Ñora en mi chamba y se va a su chamba; por la tarde yo recogeré a los chaparros y me los llevaré a mi chamba y ahí pasará mi Ñora por ellos y por el bebé, para yo alcanzarlos más tarde. Espero que en este proceso los chaparros no me destruyan mi chamba, porque si no de qué comemos...
Con esto se cumple la mitad de uno de los objetivos para este año y solamente nos faltará meterlos al fútbol y a la natación.
Pues ya... Me tocan los papeles a la inversa. Ahora soy yo el que lleva a mis hijos a la escuela. En fin...
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