15 de octubre de 2009

Señal de vida.

Sé que desde hace tiempo no he publicado ninguna entrada...

No prometo reiniciar pronto, pero sí prometo que, en cuanto termine todo este torrente de acontecimientos que me han estado llegando en esta etapa, los publicaré "retroactivamente". Y de hecho el objetivo de esta entrada es precisamente eso: una señal de que estoy vivo y de que trataré de que hayan más Memorias de Guillermo, aunque en su momento pensé que les daría fin.

Sólo puedo adelantar que me han sucedido cosas, algunas de ellas muy fuertes, en todos los aspectos: lo familiar, lo laboral, lo afectivo... Hasta mi salud y mi forma de ver la vida han sido tocados.

En algunas cosas par bien, en otras para mal, pero Dios sabe por qué suceden las cosas.

Gracias a mis amigos por acompañarme y estar al pendiente de lo que ha sido de mi vida.

14 de agosto de 2009

Se me pierde mi celular.

Hoy por la mañana inicié el día algo apresurado. Al salir de la casa alcancé a mirar a lo lejos que el camión que me lleva al trabajo estaba llegando a la parada. Corrí a alcanzar el camión y, estando en la puerta, alcancé a notar que mi celular no estaba en su funda. Se me cayó en el camino al correr.

Regresé a buscarlo y por más que me fijé por donde iba, no lo encontré. Regresé a la casa y marqué y ya lo habían apagado. Alguien lo encontró y se lo quedó. Maldita gente, les bastaron unos segundos para apropiarse de lo que no es suyo.

Pues tuve que reanudar mi rutina, y en cuanto llegue a la chamba pedí permiso, cancelé el sim, renové contrato y me dieron un nuevo teléfono celular.

Ya estoy estrenando: un flamante Sony Ericsson W705.

22 de julio de 2009

Que según eso porque se acabó el agua...

En el fraccionamiento hay un desabasto de agua que es una lata. Y por más que hemos luchado por solucionar ese tema, no ha sido suficiente.

Por lo mismo mi Ñora y yo acordamos que ella y los chaparros debían irse con su familia, porque es difícil que un tinaco nos dé abasto a toda la familia en toda la semana para bañarnos y demás. Eso sin contar con la presión que su familia le ha ejercido a partir del chisme de hace unos días, la cual le ha ocasionado a mi Ñora que su salud se vea deteriorada por ese estrés.

Les ayude a empacar anoche y hoy en la mañana seguimos la rutina diaria, pero con la diferencia de que ya no vuelven hasta que el agua se restablezca.
 
Voy escribir de más y pondré mi pronóstico: estoy seguro de que ya no van a regresar.