Hoy inicié una nueva etapa de mi vida.
Salí de Educación para Adultos, para entrar a otra institución pública. Vaya maldición que le sigue a uno, el tener que trabajar en este medio. Pero por algo pasan las cosas...
Me duele. Extrañaré las Plazas Comunitarias, gracias a las cuales conocí gente, lugares e ideologías diferentes. Extrañaré las sonrisas y los saludos de los adultos que agradecían mi trabajo.
Pero a lo que sigue. Creo que es más importante mi desarrollo profesional y económico. Es mas sano crecer y ver hacia adelante, hacia arriba.
¿Fue difícil? Sí. Ir preparando las mil y un formas en la que le vas a decir al jefe que tanto te apoyó que te vas. Ir rebuscando palabras, frases y reacciones ante la gente que te pregunte por qué te vas. Algunos gustosos, otros no tanto.
Qué satisfacción ver las felicitaciones y los buenos deseos que algunos compañeros tuvieron hacia mí. Qué tranquilidad irse con puertas abiertas y con tantos amigos a quienes entregué mi corazón y que me correspondieron.
Qué difícil fue que la directora, al enterarse de mi partida, tratara de ofrecerme una mejor oferta tratando de retenerme, pero ante la imposibilidad de los presupuestos, quedarse con las ganas y con la promesa de una oferta futura, a corto plazo, de rescatarme en un par de meses con una mejor propuesta económica y laboral. Eso sí que alimenta el ego... Así que acordamos que no renuncio, sino que pido licencia para ausentarme de mi trabajo dos meses. Plazo para dicha propuesta.
Así que no doy carpetazo a esta etapa. ¿Descanso? Tal vez.
¿Qué sigue? CAPECE. Una dependencia gubernamental dedicada a la construcción de escuelas de gobierno. Mi función: ir por la coordinación de informática. A trabajar duro y seguir adelante.
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