Pues este fin de semana estuvo medio movidón. El Sábado fui a jugar fútbol y pues poco a poco voy retomando tanto la condición física como el nivel. ya me salió una curiosa oferta: ahora me invitan a que, además de jugar los sábados, también vaya los miércoles por la noche, a las 9:30 p.m., es decir que acabaría a las 11:00 p.m. mas o menos y andaría durmiendo como a las 12:00 a.m. cuando menos. Me hice como el son de la negra, les dije que sí, pero no les dije cuando. Digo, no es que no me de permiso mi Ñora, pero no vaya siendo que vaya por mí delante de mis amigos y me traiga a casa agarrado de los... cabellos.
Por la tarde, todo tranquilo. De hecho me puse un rato a rehabilitar la habitación de los chaparros de modo que fuera transitable de nuevo, sin riesgos de caídas o extravíos. Me sorprende cómo a su escasa edad (3 años) son capaces de hacer soberano desgarriate en su cuarto.
Al mismo tiempo estaba asesorando a un amigo en un pequeño problema que tiene: no sabe cómo elegir a alguien para cubrir una vacante en su negocio. Digo, no subestimo la labor del personal de Recursos Humanos, pero siento que cualquier gente que tiene un negocio debe saber qué perfil debe cubrir una persona que va a contratar. Ahí me tienen explicándole a ratos.
Y finalmente, acabé mi sabadito jugando un rato en la PC (ok, no fue un rato, fue un par de horas... OK, TA BIEN, fueron unas 3 o 4....). Ahora el juego en cuestión es el Star Wars Rebellion. Es un juego de estrategia con la temática de la película de ciencia ficción de Star Wars, en el cual se busca conquistar planetas, sistemas planetarios y dominar al contrario, haciendo uso de la diplomacia, estrategia en el uso de flotas navales, tropas militares, propiciando alzamientos, sabotajes, secuestros, etc. La verdad es un juego de estrategia bastante completo, capaz de enviciar a cualquier gente.
Y estoy seguro que hubiera tenido mucho más éxito este juego (porque no es nuevo) si no existiera esa tarugada de andar tildando de "ñoño" a todo lo que tenga que ver con Star Wars. Me da risa cómo ahora aparece gente y salen con etiquetas de "ñoño", "freak" y otras babosadas con las que califican ofensivamente los gustos de la gente, tratando de hacerse ver como gente normal, de moda o hasta madura. En fin, no esperemos peras del olmo.
Pero bueno, decía, antes de mi despotricada (disculpen ustedes, me ofusqué), que este juego me envició. Lo admito. Pero he tratado de no perder tantas horas en él, así que pienso no dejarlo, pero tratar de que solo sea de a ratos. Muy complicado, porque este juego no se puede completar en un rato, sino que es de jugarse varias horas para terminarlo, así que tengo que andar guardándolo para continuarlo posteriormente. A ver cómo me va con este vicio retomado y que pienso controlar (el de los juegos de PC), y a ver como me va con mi Ñora, a la que no le simpatiza esto...
Mientras yo estuve en esto y cuidando al más pequeño que por el momento está medio malito, mi Ñora se fue a dar una paseadita al super con los chaparros. ¡Mal saque! Sucede que ya estamos empezando con la temporada de pre-compras Navideñas, y con ello las exposiciones de juguetes para que se vayan comprando, o apartando de perdida. Me dice mi Ñora que en cuanto los chaparros detectaron a un carrito McQueen eléctrico tamaño infantil, se le dejaron ir y no existió poder alguno que los detuviera. Ese poder (el de mi Ñora) tuvo que aparecer para separarlos de ellos, a lo que mis querubines inmediatamente respondieron con sus respectivas lágrimas y con solicitud de auxilio a "Tootles", el ayudante que lleva las "mausquerramientas" a Mickey Mouse en unas caricaturas que mis chaparros ven asiduamente.
En fin, el domingo por la mañana me levanté tempranito (a fuerzas, con el nuevo horario que no recordaba...), vi a Chabelo con mis chaparros y nos confabulamos mi Ñora y yo en escribirle diciéndole que desde niños deseábamos ir a verlo (cosa cierta), para ver si pega que nos regale unos pases y unos boletos de avión ida y vuelta, y de preferencia con hospedaje en la noche anterior...); capaz y pega sacarnos unos premios como el mocoso ese que solo se dedicó a correr y agarrar regalos y depositarlos en carritos de super mercado. Luego, me dediqué a ver cosas mas maduras como futbol americano.
Después, comimos con la visita de mi padre y de Mago, recibimos la visita fugaz de mis cuñadas que le llevaron a mi Ñora unos pantalones a bastillear y otra visita de unas clientas que requieren un vestido de XV años.
Algo ajetreado este fin de semana, pero tuvimos que cerrarlo con broche de oro: Carlos y Diego escribieron su cartita al Niño Dios solicitando su McQueen, mientras mi Ñora y yo terminamos haciendo cuentas y sacando la tarjeta de crédito que pensábamos que jamás usaríamos de su escondite. Ahhhhhhh, lo que uno no hace por la felicidad de sus hijos...
28 de octubre de 2007
20 de octubre de 2007
Volviendo a las patadas.
En estos últimos días me ha caído bastantito trabajo. Me llama mucho la atención la forma en que las cuestiones laborales se llegan a complicar y hacen que la vida se le haga mas cansada innecesariamente a uno.
Sucede que en mi trabajo existe un sindicato. Para mí, en lo personal, y por experiencias en otros trabajos, los sindicatos significan grilla, confrontación, desunión y problemas. Pero en este caso, como yo entré en un régimen en el cual no tengo nada que ver con sindicato (y cómo lo agradezco).
La cuestión es de que este sindicato se ha puesto a solicitar cosas que, a mi juicio, son sin razones: quieren que su horario de trabajo sea de media hora menos
al día (en lugar de 8, quieren trabajar 7.5 horas), quieren que para la entrada se les den 40 minutos de tolerancia (por Dios que esto se me hace hasta ridículo), y una serie de peticiones similares, que a mi manera de ver son de risa.
El problema es que las autoridades no están respondiendo de una forma muy armoniosa que digamos. Y es ahí donde los que no somos sindicalizados salimos afectados. El clima laboral se ha tornado tenso. Hay platicas y acciones que pueden ser mal interpretados... Y a partir de eso mi trabajo particularmente se ha tornado en algo pesado, pues ante las sospechas de extracciones de información y de posibles intentos de sabotaje, se me pide especial atención en la seguridad de nuestra red, implicando esto horas extras y mayor tensión.
Hacía rato que no experimentaba del cansancio, al llegar a casa, que me hacía decidir no tocar la computadora para nada: primero por el horario en que llega uno, y segundo por la flojera.
Pero parece que ya superé esto, y estoy de regreso.
Y aunque hoy esté un poco cansado por que fui a jugar fútbol (si, sigo con mi objetivo de reducir esas llantitas que me hacen que sea más fácil brincarme que darme la vuelta), heme aquí de nuevo, reportándome y poniéndome al corriente.
Cómo extrañaba patear un balón. Cómo añoraba volver a sacar mis tensiones jugando, corriendo, luchando por el balón. Ya había olvidado la sensación gustosa que provocaba meter goles. Y lo que más disfruté del momento fue el hecho de jugar sin compromisos de ganar o de tener que luchar por ganarme el puesto del equipo: simplemente me invitaron a jugar fútbol entre amigos, con el único fin de hacer ejercicio, divertirnos y convivir.
Con esto tuve para recargar pilas. Aquí estoy de regreso, frente a mi PC, y listo para seguir haciendo mi trabajo, y seguir adelante a pesar de grillas, conflictos y demás. Total, el sábado próximo volveré a jugar fútbol.
Sucede que en mi trabajo existe un sindicato. Para mí, en lo personal, y por experiencias en otros trabajos, los sindicatos significan grilla, confrontación, desunión y problemas. Pero en este caso, como yo entré en un régimen en el cual no tengo nada que ver con sindicato (y cómo lo agradezco).
La cuestión es de que este sindicato se ha puesto a solicitar cosas que, a mi juicio, son sin razones: quieren que su horario de trabajo sea de media hora menos
al día (en lugar de 8, quieren trabajar 7.5 horas), quieren que para la entrada se les den 40 minutos de tolerancia (por Dios que esto se me hace hasta ridículo), y una serie de peticiones similares, que a mi manera de ver son de risa.
El problema es que las autoridades no están respondiendo de una forma muy armoniosa que digamos. Y es ahí donde los que no somos sindicalizados salimos afectados. El clima laboral se ha tornado tenso. Hay platicas y acciones que pueden ser mal interpretados... Y a partir de eso mi trabajo particularmente se ha tornado en algo pesado, pues ante las sospechas de extracciones de información y de posibles intentos de sabotaje, se me pide especial atención en la seguridad de nuestra red, implicando esto horas extras y mayor tensión.
Hacía rato que no experimentaba del cansancio, al llegar a casa, que me hacía decidir no tocar la computadora para nada: primero por el horario en que llega uno, y segundo por la flojera.
Pero parece que ya superé esto, y estoy de regreso.
Y aunque hoy esté un poco cansado por que fui a jugar fútbol (si, sigo con mi objetivo de reducir esas llantitas que me hacen que sea más fácil brincarme que darme la vuelta), heme aquí de nuevo, reportándome y poniéndome al corriente.
Cómo extrañaba patear un balón. Cómo añoraba volver a sacar mis tensiones jugando, corriendo, luchando por el balón. Ya había olvidado la sensación gustosa que provocaba meter goles. Y lo que más disfruté del momento fue el hecho de jugar sin compromisos de ganar o de tener que luchar por ganarme el puesto del equipo: simplemente me invitaron a jugar fútbol entre amigos, con el único fin de hacer ejercicio, divertirnos y convivir.
Con esto tuve para recargar pilas. Aquí estoy de regreso, frente a mi PC, y listo para seguir haciendo mi trabajo, y seguir adelante a pesar de grillas, conflictos y demás. Total, el sábado próximo volveré a jugar fútbol.
9 de octubre de 2007
Recordando lo que es un calambre.
Hace poco mi Ñora estuvo embarazada, y pues uno de los síntomas que en este estado se tienen son los famosos calambres que son provocados por la disminución de potasio que se da por el hecho de que el bebé en gestación absorbe el que la mamá tiene (bueno, eso me dijeron, jejeje). Entonces, para solucionar esto, lo ideal es comer plátano y tomar Gatorade (ambos contienen dicho mineral).
Yo muy experto en esta situación porque en mi adolescencia era muy deportista, y pues ahí aprendes porque aprendes.
Entonces, cuando mi Ñora sufría de estos dolores, generalmente en las noches, se daba un espectáculo de lo más divertido (lo digo ahora que ya pasó, porque en su momento no lo era tanto): A mi Ñora, de estar dormida en las noches, de repente le daba el dolor. Su reacción instintiva era soltar un manotazo hacia mi lado para pedir auxilio, porque el dolor no le permitía emitir sonido, así que el manotazo era donde cayera, y cuando digo donde cayera es DONDE CAYERA. Yo, después de las repeticiones de dicho ritual (maldito Pavlov, te odio) ya reaccionaba para auxiliarla estirándole la pierna para mitigar su dolor y relajar el músculo (a veces hacía esto todavía sin despertar al 100% aunado al dolor provocado por el manotazo). Una vez solucionado el problema, ambos regresábamos a nuestro anterior estado (no digo que igual que antes, porque en mi caso era con un manotazo extra y a veces no era tan fácil de olvidar).
Pero anoche fue otra cosa muuuuuy diferente.
Sucede que fui a jugar Squash. Ya hacía tiempo lo jugaba, y unos amigos ya me insistían que a ver cuando volvíamos a hacerlo. Y pues a partir de la foto del anterior post me decidí: hay que hacer algo contra esta panza, y obviamente las cervezas no tienen la culpa, así que mejor hay que hacer ejercicio.
Pues sucede que ejercicio como deporte no lo practicaba desde hace como año, año y medio. ¿Por que? Porque mis ocupaciones y mis economías no me lo permitían. Lo único que llegué a hacer físicamente fue trabajar de agavero, lo cual era esfuerzo físico, pero no tanto como deporte. Y pues anoche se notó.
Yo lo sabía. Sabía a que me enfrentaría. Sabía que mi elasticidad se perdió. Sabía que mi velocidad, de la que antes yo tanto me jactaba, sería nula. Sabía que la falta de práctica sería notoria. Pero tenía que dar este paso porque si le saco a eso jamás me empezaría a mover.
Y en lo dicho: mi juego fue bajo y a los minutos de jugar ya estaba soltando el bofe. Yo mismo noté que no me movía igual... El dolorcito de espalda por acá... De repente se me perdía la ubicación de la pelota por ver puntitos... Patético, verdaderamente. Sudé como fuente. De hecho mis amigos estaban haciendo apuestas de en cuantos puntos me desmayaría o me daba el infarto.
Pues total, acabamos de jugar y me dirigí a mi casita. Me bañé, bañé a los chaparros y todos a dormir.
Malditos calambres. Y lo malo en este caso era que no tenía caso despertar a mi Ñora, porque creo, casi con seguridad, que mi Ñora no sabría como ayudarme, así que pues yo solito a estirar la pata para que el calambre pasara. Que nochecita...
Pero espero ya en próximos posts poderles decir: ya recuperé mi nivel, ya recuperé mi condición física y ésta es mi foto sin panzota...
Yo muy experto en esta situación porque en mi adolescencia era muy deportista, y pues ahí aprendes porque aprendes.
Entonces, cuando mi Ñora sufría de estos dolores, generalmente en las noches, se daba un espectáculo de lo más divertido (lo digo ahora que ya pasó, porque en su momento no lo era tanto): A mi Ñora, de estar dormida en las noches, de repente le daba el dolor. Su reacción instintiva era soltar un manotazo hacia mi lado para pedir auxilio, porque el dolor no le permitía emitir sonido, así que el manotazo era donde cayera, y cuando digo donde cayera es DONDE CAYERA. Yo, después de las repeticiones de dicho ritual (maldito Pavlov, te odio) ya reaccionaba para auxiliarla estirándole la pierna para mitigar su dolor y relajar el músculo (a veces hacía esto todavía sin despertar al 100% aunado al dolor provocado por el manotazo). Una vez solucionado el problema, ambos regresábamos a nuestro anterior estado (no digo que igual que antes, porque en mi caso era con un manotazo extra y a veces no era tan fácil de olvidar).
Pero anoche fue otra cosa muuuuuy diferente.
Sucede que fui a jugar Squash. Ya hacía tiempo lo jugaba, y unos amigos ya me insistían que a ver cuando volvíamos a hacerlo. Y pues a partir de la foto del anterior post me decidí: hay que hacer algo contra esta panza, y obviamente las cervezas no tienen la culpa, así que mejor hay que hacer ejercicio.
Pues sucede que ejercicio como deporte no lo practicaba desde hace como año, año y medio. ¿Por que? Porque mis ocupaciones y mis economías no me lo permitían. Lo único que llegué a hacer físicamente fue trabajar de agavero, lo cual era esfuerzo físico, pero no tanto como deporte. Y pues anoche se notó.
Yo lo sabía. Sabía a que me enfrentaría. Sabía que mi elasticidad se perdió. Sabía que mi velocidad, de la que antes yo tanto me jactaba, sería nula. Sabía que la falta de práctica sería notoria. Pero tenía que dar este paso porque si le saco a eso jamás me empezaría a mover.
Y en lo dicho: mi juego fue bajo y a los minutos de jugar ya estaba soltando el bofe. Yo mismo noté que no me movía igual... El dolorcito de espalda por acá... De repente se me perdía la ubicación de la pelota por ver puntitos... Patético, verdaderamente. Sudé como fuente. De hecho mis amigos estaban haciendo apuestas de en cuantos puntos me desmayaría o me daba el infarto.
Pues total, acabamos de jugar y me dirigí a mi casita. Me bañé, bañé a los chaparros y todos a dormir.
Malditos calambres. Y lo malo en este caso era que no tenía caso despertar a mi Ñora, porque creo, casi con seguridad, que mi Ñora no sabría como ayudarme, así que pues yo solito a estirar la pata para que el calambre pasara. Que nochecita...
Pero espero ya en próximos posts poderles decir: ya recuperé mi nivel, ya recuperé mi condición física y ésta es mi foto sin panzota...
3 de octubre de 2007
Depto. Tecnologías de Información.
Francisco, Evaristo, Myrna, Guillermo (si, yo soy ese chaparro con una panzota que qué barbaridad... voy a tener que iniciar una dieta o hacer ejercicio o algo he de hacer...), César, Sergio, Anita, Maritza y nuestro jefe Ernesto.
Este es el Departamento de Tecnologías de Información de mi trabajo.
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