Pues llegó Navidad, y pues en esta ocasión muy a mi pesar (y espero que no se vuelva a repetir).
Es normal que en todas las familias se busque un equilibrio para conciliar el hecho de pasar la Navidad con la parentela paterna y la materna. Y es normal que de repente alguna de ambas parentelas trate de jalar un poco más (de una o de otra forma, y algunas veces de maneras no muy nobles que digamos). Pero en esta ocasión lo normal me colmó la paciencia y las ganas de celebrar una fecha tan noble. Por un lado la familia de mi Ñora jalando, por otro lado mi familia también, y luego mi Ñora poniéndome condiciones que forzaban ciertas situaciones (como el hecho de que no quería que nos regresáramos a nuestra propia casa al finalizar la jornada) y que en ningún momento permitían la libre decisión. Y a eso aunándole las experiencias pasadas...
Terminé por dejar que las cosas pasaran, dejarme llevar. Salí de mi trabajo y comí, y aún no se había decidido qué haríamos. Las dos familias estaban a la expectativa, mi Ñora sin decirme nada pero con la incertidumbre, ya que aún no habíamos llegado a un acuerdo, el cual era imposible dadas las circunstancias (era obligatoria la bronca, solo era elegir quién era el que tendría que tragar más camote). Acabé de comer y arreglamos a los chaparros y nos arreglamos. Como por inercia, ya que mi Ñora no se atrevía a sugerirme algo, resignado, decidí que nos fuéramos primero con mi madre y que termináramos con mis suegros.
Y, como era de esperarse, hubo problemas. Mi madre reclamando que ya van tres años consecutivos que no le toca a ella recibir la Navidad con nosotros y que eso rompía el acuerdo original, que era de que pasaríamos una y una con las respectivas familias. Y del otro lado reclamando que llegábamos tarde y que los niños ya estaban cansados.
Total que, para variar, con ninguna parentela se pudo llevar la fiesta en paz. Y obviamente yo me llevé la peor parte con mi madre (y tal vez con justa razón su reclamo).
De rescatar, los niños recibieron muchos regalos que vieron con muchísimo gusto. A esas criaturas no les falta nada, Bendito Dios. Fueron felices, disfrutaron de los juguetes, de los juegos, del cariño de sus abuelos y tíos, cenaron rico... Eso hace que me sienta menos mal, porque los que realmente merecen disfrutar estas fechas son ellos.
Estoy cansado. Sé que aún falta un año, pero ya me angustia pensar en qué demonios voy a hacer en la próxima Navidad. Pero sea la decisión que sea, mientras mis chaparros se la pasen de maravilla, sea. Amén.
6 comentarios:
Hermano le iba a decir que el próxima año arreglara maletas y viniera a pasar navidad a Mèrida, pero sabe què? va a ser el mismo problema porque acà esta Gaby y serìa, primero que venga a mi casa, no a la mìa... no acà, primero acà... y luego va a estar en el dilema de decidir si en casa de Gaby o en la mìa: que si en casa de Gaby ella jugarà con los chamacos, que si en casa de Omar hay muchas cervezas... en fin, lo que tiene que hacer es que el otro año se va a un territorio neutral... y punto.
Este asunto se resuelve rápido, traemos a Memo y toda su familia a pasarla con nosotros. Y no vamos a discutir, por obvias razones TODOS estarán en mi casa, punto.
jajaja no Gaby en la mìa.
Estás mal Chien TODOS van a mi casa. Un par de cervezas no cambiarán las felicidades y alegría de los niños.
Memo lea lo que le digo:
Gaby dice:
obvio que en mi casa
Omar dice:
no en la mia
Gaby dice:
no, en la mia
Gaby dice:
tu no vas a aguantar a los chamacos de memo, yo si
Omar dice:
no la mia
Omar dice:
aca hay cervezas
Gaby dice:
y?
Gaby dice:
y?
Omar dice:
ya vez, va ser igual
Gaby dice:
claron que no
Gaby dice:
bueno...ok...
Gaby dice:
te propongo un trato
Gaby dice:
hasta la ultima cerveza y luego TODOS a mi casa
Gaby dice:
no importa que sea el dia siguiente
Gaby dice:
eso es lo de menos
Omar dice:
ok
Omar dice:
trato hecho
Gaby dice:
ya decidimos y no le preguntamos al memo
jajaja, quien manda somos Omar y yo jajajaja...
Ya quedó esto así.
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