18 de enero de 2009

Un Abonito de Mar.

Desde hace varios meses que tengo metida entre ceja y ceja la idea de irme a la playa. Y dadas las circunstancias económicas y de tiempos, pues no me quedan muchas opciones.

Pues bien, no quito el dedo del renglón, pero en esta ocasión me permití (a mí y a mi familia) un pequeño abono de lo que nos debe venir: unas vacaciones en la playa bien merecidas por todos.

¿Cuál fue el procedimiento? En la noche anterior preparo un cambio de ropa para los niños, pañalera, biberones, unos cuantos juguetitos y demás, cargo gasolina y reviso el carro. Todo  sin advertir a nadie. En la madrugada me levanto, trepo todo al carro, levanto a mi Ñora para que me ayude en los detalles, envuelvo a los niños en sus respectivas cobijas, los acomodo en el carro con su cinturón bien puesto, cierro la casa, y con toda la familia dormida en el carro tomo carretera.

Destino: Barra de Navidad.

Sin agendas. Sin nada planeado. Simplemente llegamos, desayunamos, y comenzamos a disfrutar de todo un día en la playa. Mis enanos se divirtieron de lo lindo, paseamos en lancha, el bebé conoció el mar, mi Ñora probó por primera vez una langosta (y le fascinó) y yo me dediqué a disfrutar y a disfrutar del disfrute de mi familia.



Ya entrada la tarde, agarramos a los chaparros, tomamos carretera, y con el peso del cansancio, de la asoleada y del calor, la familia llegó a casa como salió: dormida.

Fue de un solo día e improvisado. Pero lo disfruté de lo lindo y espero que este sea solo un abonito de lo que nos espera próximamente.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Nada como disfrutar en familia.

Buena esa mi estimado

Anónimo dijo...

nada como estar ocn la familia, guille te dejo algo mi blog

Yo dijo...

wow...si que te la pasaste bien y lo mejor de todo que estuviste con toda tu familia..

saludos..