29 de agosto de 2007

Un Año Después de Volver a Nacer.

Me dirigía a un viaje de comisión más.

Para mí ya se estaba convirtiendo en algo rutinario el hecho de salir de viaje a visitar Plazas Comunitarias de Educación para Adultos. Y no se estaba haciendo algo rutinario, sino algo diferente cada vez: algo para disfrutar.

Que si el viaje era a los Altos de Jalisco, a disfrutar de la belleza femenina que caracteriza esas tierras, además de los paisajes llenos de agave azul.

Que si el viaje era hacia la Región Sur, a disfrutar de la sierra de Tapalpa, su paisaje y su aroma, disfrutar de Ciudad Guzmán, Sayula y Teocuitatlán y su gente, una birria de Tecalitlán...

Que si el viaje era hacia la Manzanilla, pues también disfrutar de su sierra, de su gente bonita, , de los bosques de Mazamitla, además de traer los recuerdos de cuando me casé.

Que si la rivera de Chapala, trayendo recuerdos de mi infancia cuando visitaba a mi abuelo en Jamay, cuando salía con amigos a Jocotepec, y con familia a Ajijic, Chapala y Ocotlán. Tantos recuerdos...

Que si Puerto Vallarta y sus playas (no creo que haga falta describir su atractivo).

Pero en esta ocasión le tocaba a la región de Autlán. En sí podría considerársele una región difícil, tanto por distancia por dificultad en carreteras. Pero es de gente bonita en general. Villa Purificación, La Huerta... Cihuatlán. Y junto con Cihuatlán está Barra de Navidad y Melaque, las playas que más me gustan de mi Jalisco. Y por si fuera poco, de regreso tengo la posibilidad de pasar por Manzanillo, que aunque se encuentra en Colima puedo pasar por ahí a fin de aprovechar mi retorno por medio de la autopista que desde ahí surge hacia mi Guadalajara.

Dicho esto, era obvio que mi viaje no era despreciado por mí, a pesar de que tuviera el factor de que era de trabajo.

Pero, la vida nos tiene reservadas tantas sorpresas...

Fui al Instituto, recogí mis cosas necesarias para el trabajo que tenía que realizar, y tomé camino hacia Autlán de Navarro. Salí de Guadalajara, dejé Zapopan atrás, y aún pasaba por Tlajomulco de Zúñiga, a la altura de Plazas Outlet...

Adelante venían un par de camionetas tratando de ganarse el lugar, rebasándose, acelerando y frenando. De repente, la que estaba hasta adelante se frenó repentinamente, no sé si por payasada, si se le atravesó un perro, o no se que. Total que obligó a que el conductor siguiente se frenara de igual forma, y obligándome a mí a hacer lo mismo. Para mi mala suerte, en mi carril derecho pasaba un torton, de esos camiones que llenan de caña de azúcar, y al frenarme la camioneta que yo conducía derrapó un poco, lo suficiente como para hacer que una pequeña esquina, la delantera derecha, saliera de mi carril, y dicho camión me aventara hacia mi izquierda.

Derrapé y la camioneta comenzó a girar. Es increíble la cantidad de pensamientos que se agolpan a la mente cuando uno está en una situación de este tipo. Ahora entiendo el concepto de "vi pasar toda mi vida frente a mí". Pensé en luchar con el volante, freno y acelerador para evitar ser lanzado; pensé, cuando vi lo inminente, en mis hijos, mi esposa; pensé en lo que había sido mi vida; pensé en que tal vez había llegado el momento y que, tal vez, aún no estaba listo, o tal vez si; me pregunté por qué de esta manera, sin que estuvieran los míos a mi lado; y me encomendé y me entregué a Dios...

Después de no sé cuantas vueltas, terminé en una cuneta. Papeles volando por la cabina, yo aún fijo en el asiento del conductor gracias al cinturón de seguridad, a pesar de que estaba ladeada la camioneta. Pasaron segundos, minutos, no lo sé. Lo siguiente que recuerdo fue la voz del conductor que venía atrás de mí preguntándome si estaba bien. Me desamarré y me revisé si tenía algo, un golpe, una cortada... Nada. Salí de la camioneta por mi propio pie. En ese momento me di cuenta que recibí otra oportunidad de aquel a quien me encomendé.


Y ahora estoy aquí a un año de ello. Y muchos escépticos dirán que no hay Dios. Pero yo sé que El me permitió estar ahora, en este asiento, frente a esta computadora, escribiéndoles estas memorias, cuando en ese momento todo pudo haber terminado.

11 comentarios:

Angie Sandino dijo...

Wow niño...! tremenda experiencia, pero como bien dices... gracias al cinturón de seguridad estás hoy contandolo como una cosa que pasó y se fué...

Mil besos desde brasil!

Anónimo dijo...

Que barbaro guillermo no manches por lo que se ve de la camioneta estuvo feisimo y gracias a Dios (por que si que lo hay) estas aqui...y ademas por algo.....no desperdicies esta segunda oportunidad...saludos y feliz miercoles.

Yo dijo...

Ohhhh...
Efectivemente Guillermo, yo al igual que tu creo en Dios y sé que él puede obrar milagros, y ya vez, permitió que estés aquí. un año despues platicándonos tu experiencia...
Y recuerda que tienes una segunda oportunidad...
saludos

fairy* dijo...

hola !

primera vez q visito tu blog.... y vaya relato!

de verdad es una experiencia desagradable pero llena de luz!

saludos desde el Golfo de México

Yuli dijo...

Hola Guillermo que bueno que reconoces que Dios estubo contigo en estos momentos, ahora comprendes por en mi blog puse que no vale la pena perder la vida con malos sentimientos o dejarnos llevar por coleras o enojos? si la vida se puede perder en un segundo tu sabes bien de lo que te hablo entonces lo justo es vivirla al màximo, que bueno que estas vivo estas con nosotros, y que gran gusto el conocerte, saludos a tu familiar,
besos

Anónimo dijo...

Dios mio que experencia tran extrema, gracias a Dios que tienes un angel de guardia muy grande y que estas con nosotros, valorando mas la vida que tu tienes, abrazos

Anónimo dijo...

Toc, toc, toc... buenas buenas... se puede?
Pasando a conocer....
Vengo del blog de Angie (Green Life)

Uppps que historia... casualmente un blog que leo y que es de Guadalajara ambién hoy hace dos años también se accidentó...

Lo bueno es que estan con vida y que podemos disfrutar de sus blog.

Por aca sigo leyendo...

Anónimo dijo...

Hola!
Pues sí, veo que el 29 de agosto, en diferenets años nos marcó a los dos. El otro día me preguntaban que por qué recordaba esa fecha que no había sido nada buena, y respondí que para mí era ya como un segundo cumpleaños. Una segunda oportunidad. Me acuerdo todavía de cuando iba en la ambulancia medio conciente, con la mascarilla de oxígeno, suero, encamillado y amarrado como galleta, y que en ese momento pasaban dos ideas por mi mente de manera simultánea. La primera, que ahí se acababa todo (también comprendí perfecto lo de la vida en un segundo), y al mismo tiempo, quería hacer aún más cosas y no quería irme.
Al final sigo aquí, y lo veo como una segunda oportunidad.
Saludos!

Yuli dijo...

Hola Guillermo tengo algo para ti , pasa a verme,
besos

Anónimo dijo...

pasa por casa que hoy me toca celbrar y agradecerte :)

Guillermo González dijo...

Fue tremendísima, Angie, pero lo bueno es que estoy aqui para compartirla. Besos de regreso a Brasil!!

Por eso la publiqué la foto, Esposita, porque se me figuraba que con lo platicado no se podría representar lo que realmente fue. Y creeme que no la he desperdiciado; si vieras todas laos cosas que he vivido desde entonces...

Si vieras, Gaby, ahora que recuerdo la experiencia, que cuando sucedió todo eso es como te das cuenta de que si existe la protección de Alguien. Uno queda imposibilitado a hacer algo y sólamente forma parte de las circunstancias, sin poder hacer nada para cambiarlo. Ahí es donde entra Dios.

Bienvenidoa, Fairy, esta es tu casa!!

Yuli, al contrario, el gusto en conocerte es el mío. Y sé perfectamente el significado de un segundo, sobre todo en estos casos...

Efectivamente, Cristy, ya valoraba la vida, y con esto pues más, porque te das cuenta de que de repente todo se puede acabar. Lo bueo es que aquí seguimos gozándola.

Bienvenido, Chien, es tu casa y aquí te espero. Y gracias por tu comentario.

Pues Diego, nos une no solo la fecha, sino el volver a nacer... Solo que en mi caso no sali raspado, pero tu si tuviste el susto un poco más fuerte. suerte y a vivir la vida, hermano!!

Saludos y abrazos a todos!!