23 de enero de 2007

Noche de las narices frías.

Hoy mis chaparros amanecieron un poco enfermos. Uno ya no halla si mortificarse o dejar que la enfermedad siga para que ellos no sean débiles físicamente, y que hagan defensas. Por si las dudas, les tocó ir a ver al médico. Esto, mientras yo estuve en mi trabajo: mi Ñora los llevó.

Ya en la noche, fuimos por mis chaparros con mis suegros. Y de hecho es cumpleaños de mi suegro, así que pues habían visitas de felicitación a mi suegro.

En eso, mi Ñora me plantea que no saquemos a los chaparros por el frío que está haciendo y por su salud, y que nos quedemos a dormir con mis suegros. No pude yo por que tenía que recoger unos papeles que necesitaba para mi trabajo de mañana, así que accedí a que se quedaran a dormir con mis suegros y me regresé a casa a dormir yo solito.

Me regresé un poco choqueado... Me despedí, todos preguntaron por qué, yo expliqué, y escuché el cuestionamiento de mi suegro de que si no me aventaba ningún tequilita... Expliqué de nuevo.

¿Por qué no acepté? ¿Por qué no un rato más? En ese momento no quise manejar con aliento alcohólico... ¿Era eso? ¿O el sentimiento de que lo prescindible que a veces me hace sentir esta familia? No supe, pero cuánta paz hay en esta casa sola sin mi Ñora y mis chaparros. Se siente muy raro estar sin ellos.

Yo pasaré la noche frío, y ellos calientitos, y a final de cuentas eso es lo que me importa: que estén bien...

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